domingo, noviembre 12, 2006

30 días para la reflexión. Día 12: Sanidad y Educación

También tenemos "deberes" para la administración: el sida seguirá siendo un problema en tanto no se apueste por acciones y estrategias valientes y coordinadas que más allá de lo sanitario contemplen aspectos que tienen que ver con la educación, con el mundo laboral, y con tantos otros. La respuesta al SIDA, que es un problema complejo no pueden ser sólo sanitaria, sino que tiene que implicar a tantas disciplinas como sea preciso. En ese sentido, como ya hemos dicho aquí en el blog, la respuesta del Plan de Actuaciones frente al VIH-SIDA 2005-2007 de la Comunidad de Madrid se nos queda corto. El SIDA no sólo existe más allá del uno de diciembre; existe más allá de lo sanitario. Me resulta difícil encajar que dos consejerías como Educación y Sanidad no puedan participar conjuntamente en la búsqueda de respuestas que vayan a la raíz del problema: la ausencia de educación sexual. Sí; Educación Sexual, no adistramiento genital ni prevención de embarazos no deseados, o promoción de la abstinencia, o prevención de VIH, que en esas son las cosas en las que siempre nos quedamos. Aunténtica educación sexual. Educación sexual aunque necesite llevar el calificativo de "afectivo"... por si así diera "menos miedo"; no dos horas en las que se invita a una ONG, de uno o de otro signo. Esto no es más que imponer a niños y niñas las preocupaciones del mundo adulto, pero sin interesarnos de verdad por lo que los protagonistas de esa educación quieren y necesitan en cada momento de su desarrollo. Lo urgente no debe anular lo importante; y lo importante es posibilitar a través de la educación que niños y niñas cuenten con un marco en el que ir aportando conocimientos, cada cual sus experiencias y vivencias, las que tendrán a lo largo de sus procesos de ir haciéndose hombres y mujeres, heteros y homos y que sean capaces de vivir esos procesos con absoluta normalidad y aceptación, desde la libertad, el conocimiento y el respeto. Eso dura toda la infancia y adolescencia. No dura dos horas. Y sólo desde ahí tendrá sentido y será efectivo que hablemos de prevención. Si no, por poner un par de ejemplos ¿como pedirle a las niñas que negocien el sexo seguro si no hemos abordado previamente todas las cuestiones de género subyacentes? ¿cómo pedirle a los adolescentes homosexuales que tengan autoestima a la hora de practicar sexo, si todo lo que han venido escuchando es que ni ellos ni su salud valen nada, que a veces ni existen?
Será que igual las personas libres dan miedo... o que hay demasiados fantasmas, como que hablar de sexo con niños y niñas promueve la promiscuidad, la precocidad, el riesgo de embarazos, las enfermedades de transmisión sexual... Pero el silencio no evitará que niños y niñas sean curiosos, que quieran saber, que desen descubrir sus cuerpos y que se relacionen sexualmente a partir de unas ciertas edades. Queramos verlo o no. Si el sistema educativo no se encarga de la educación sexual en ese sentido amplio expuesto arriba, alguien lo hará por él, como ha venido siendo hasta ahora... con estos resultados; cada vez más incidencia de infecciones de transmisión sexual entre los y las jóvenes
Alberto Martín-Perez
Vicepresidente y coordinador de la comisión de salud